El exceso de trapío en las novilladas sin caballos

Las recientes graves cornadas de Juan José Bellido “Chocolate” en Ayllón y Miguel Ángel Silva en Hoyo de Manzanares han desatado la polémica sobre el tamaño de los erales y utreros que tienen que lidiar los chavales que empiezan en esto del toreo. Los animales de la foto son los de Adolfo Rodríguez Montesinos que tenía que estoquear el segedano, siendo el de la izquierda el que le propino la tremenda cogida que ha estado cerca de dejarle sin pierna.

La razón en el mundo del toro se perdió hace mucho tiempo en todos los sentidos, y el tamaño de los animales que se lidian no iba a ser una excepción. Mastodontes en pueblos, sardinillas en plazas de primera y novilleros sin caballos matando ejemplares de más tamaño y trapío que muchos de los G. Y claro, la tragedia acaba llegando.

Para defender la integridad del toreo no hace falta someter a los chavales a pruebas de hombría ante animales que no pueden ni saber lidiar. En las escuelas hoy en día se enseña a pegar pases, no a lidiar, a manejar y a poder a unos novillos que pedirían el carnet a muchas figuras. Ni por exceso ni por defecto, una sin caballos en un pueblo tiene que tener las hechuras lógicas.

El problema llega cuando los nobeles pagan los pecados de los veteranos. El problema llega cuando las figuras matan raspas vergonzosas hasta para una plaza portátil de pedanía. El problema llega cuando la Feria del toro se queda sin toro. El problema llega cuando los miembros del G matan el 100% de sus corridas del mismo encaste. El problema llega cuando se monta una feria de encastes minoritarios con novilladas, cuando la mayoría del escalafón no está preparado para lidiar esos utreros. Ahí llega el problema. Que no paguen justos por pecadores.

Las fotos son del Twitter de Miguel Ángel Silva

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